Una de las tantas verdades de Papá y Mamá

Dichoso el día que le sacamos a Papá la capa roja.
Dichoso el día en que a Mamá le sacamos el corset rojo con estrellas y el mini short azul, y le pusimos jeans y alpargatas.

Es uno de los duelos de la adolescencia. Quien si interese no tiene más que leer a algún sociólogo o algún científico de la rama humanística, que contarán seguramente mejor que yo en que consiste esto.

En mi caso personal la desmitificación fue bastante prematura. Al estar separados ellos, y al no entender muchas veces uno de los parámetros básicos que es "No meter a los hijos en el medio", me mostraron muchas veces sus miserias.
Hablando mal uno del otro, y olvidándose que más allá del fracaso del matrimonio, están unidos de por vida a través de mí, por lo menos, con un lazo de respeto.

Con el tiempo, y pasada la etapa de rebeldía adolescente, me encanta re- descubrirlos. Saber que cada uno es valioso como persona, más allá de su relación conmigo.

Que mi viejo es un tipo genial con el que puedo hablar de todo.
Que mi vieja es una luchadora incansable y que eso la hace una mina espectacular.

Eso es una reflexión que se me ocurrió mirando el sábado como Claudita cebaba mate parada en la cocina de mi casa, e imaginando al Tano en su casa, ojeando el Página 12 antes de irse a trabajar.

Marian